domingo, 24 de marzo de 2013

¡Qué no nos crean tan Celios!


La prohibición de hacer campaña por el voto en blanco emitida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) es una ofensa a los opitas. A través de una típica maniobra truculenta y leguleya pretenden silenciar la voz de una gran parte de la ciudadanía huilense.

Ciertamente estas elecciones a gobernador son atípicas, costosas y la interinidad supone un desgaste administrativo. Sin embargo, no por ello se puede intentar suprimir la libertad de elegir entre diferentes alternativas; menos aún cuando se tiene un solo candidato y los costos de la tendencia actual pueden ser muchísimo más altos en el mediano plazo.

La sociedad civil esta despertando y manifestando democráticamente su descontento con la forma de actuar de la clase política tradicional y los problemas que enfrenta el Departamento. No tenemos que esperar a que estos exploten – como esta ocurriendo en Casanare, por causa del cinismo de los politiqueros –  para promover cambios necesarios y saludables.

La decisión del CNE, promovida por el gerente de campaña del candidato único de la llamada Unidad Regional, fue dada a conocer por  el presidente de la corporación, el magistrado Carlos Ardila Ballesteros. El mismo señor Ardila, que compartió bancada en el Congreso con el senador Villalba, presentó ante la plenaria de esa corporación las demandas por la supuesta “realización indiscriminada” de propaganda a favor del voto, según un artículo de La Silla Vacía.

En una entrevista para el mismo artículo, Antonio Lizarazo, exmagistrado del CNE, afirmó que le “parece exagerada esta prohibición pues la participación en política hace parte de las libertades ciudadanas, independientemente de que el comité promotor se hubiese inscrito o no”. ¿Por qué quieren imponer de esta manera a su candidato? ¿Por qué no están dispuestos a enfrentar con argumentos y propuestas convincentes a este singular contrincante? Por sus obras los conoceréis. Me gustaría ver al CNE actuando con la misma diligencia y determinación ante los evidentes excesos en las campañas tradicionales que desbordan los límites legales de financiación. El deseo de evitar estos altos costos fue seguramente otra de las razones que motivaron esta alianza.

Los tiempos han cambiado. La opinión pública se ha fortalecido y se puede expresar más fácilmente. La clase media en ascenso exige mejoras sustanciales en las condiciones económicas y sociales del Huila. Si bien el voto en blanco por sí solo no es una solución a los problemas de fondo, es un buen mensaje no sólo para la clase política tradicional sino también para todos los huilenses. En todo caso, se necesitan propuestas alternativas y por eso opitas bien preparados, con fuertes principios éticos y sin compromisos turbios deben dar un paso al frente. Sí podemos. 

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