viernes, 28 de diciembre de 2012

Fajardo: Los medios justifican el fin


De la forma de hacer la política depende la gestión pública. Esta es la lógica que ha
guiado a Sergio Fajardo desde que empezó su carrera política. Para él “es obvio
que de la mano de una forma nueva y coherente de hacer la política surja una forma
distinta de la administración pública”.

Como ya todos sabemos, la forma tradicional de hacer política basada en el
clientelismo –es decir, en padrinos políticos, compra de votos y líderes locales,
ofrecimiento de puestos y beneficios a unos cuantos conocidos – conduce a la
corrupción, al progreso de unos pocos en perjuicio del interés general de toda la
población y sobretodo de los más necesitados.

Cansados con esto, Fajardo y un grupo de miembros de la sociedad civil decidieron
pasar de la indignación a la acción y crearon un movimiento cívico-independiente
que lo llevó al primero a ser alcalde de esa ciudad en el 2003. Habían empezado con
“lo que parecía una utopía de soñadores”: sin caciques políticos, sin maquinarias,
sin fondos suficientes, equipados sólo con un conjunto de principios básicos que
expresaban su visión de la política, como ellos recuerdan. El único compromiso que
habían adquirido era con la ciudadanía.

Con el programa de gobierno “Medellín, la más educada” logró promover varias
políticas que transformaron por completo a la ciudad. Sus intervenciones de
urbanismo social –que tenían como principio dar lo mejor a los mas humildes – son
hoy en día reconocidas inclusive en el exterior. Ahora con su programa de gobierno
“Antioquia la más educada” está implementando políticas similares en todo el
departamento.

Como resulta evidente en el nombre de los programas, este líder político considera
la educación de calidad como el motor de las transformaciones sociales. Profesor
con una formación profesional de primer nivel, Fajardo promueve políticas audaces
de largo plazo que buscan garantizar que en realidad la educación rompa el círculo
de desigualdad e injusticia social. Así lo demuestran, por ejemplo, los parques-
bibliotecas que ha construido, el apoyo a la ciencia, el fondo masivo de becas para la
educación superior y sus políticas para dignificar a la profesión docente y aumentar
su reconocimiento social.

Medidas concretas como Observatorio de la Contratación, Ferias de la
Transparencia, Presupuesto Participativo, Ranking de Contratistas, entre otras,
lograron aumentar el número de proveedores y reducir el gasto fiscal en Medellín
y ahora en Antioquia, aumentando la transparencia y reduciendo la corrupción. Al
mismo tiempo, Fajardo siempre busca fortalecer la participación de la sociedad civil
en las tareas de seguimiento y evaluación de las políticas públicas y la capacidad
institucional de los municipios.

¿Cuándo en el Huila empezaremos a romper el esquema de la política tradicional?
Hoy podemos también decir con Fajardo que “los corruptos han logrado permear
diferentes niveles de nuestra sociedad destruyendo, entre otros, la confianza en lo
público. Este robo afecta principalmente las oportunidades de los mas humildes.
Sin una voluntad política clara contra esta cultura no se logrará superar las
desigualdades ni generar desarrollo local sostenible en nuestro departamento”.

De la educación y otros cuentos chinos


Es bastante común escuchar que el desarrollo de un país depende de la educación. Son de esas frases que todo mundo repite hasta convertirse en una idea tan trillada que no se profundiza en sus implicaciones. En ese contexto, ya no nos sorprende que año tras año aumente la diferencia de los resultados entre los colegios públicos y los privados en las pruebas Saber –anteriormente examen ICFES.

Este año no ha sido la excepción. La mayoría de colegios con mejor desempeño son para personas de estrato socio-económico alto y se encuentran ubicados en Bogotá, Cali y Medellín. En el caso del Huila los resultados de los colegios públicos continúan siendo preocupantes para un departamento con los niveles de pobreza y desigualdad más elevados del país.

Esta disparidad dificulta la movilidad social al disminuir las oportunidades para las personas que se encuentran en situaciones injustas de pobreza de mejorar sus condiciones de vida. En otras palabras, es muy probable que los pobres sigan siendo pobres, profundizándose de esta manera la inequidad y la desigualdad. Peor aún, el departamento deja de aprovechar el talento humano, el principal recurso que tiene.

Esta es otra frase que se repite comúnmente pero con la que casi nadie actúa en consecuencia. En tiempo de elección todos los candidatos salen con el cuento de que la educación va a ser una de sus prioridades. Después se limitan a arreglar unos cuantos centros educativos, regalar cuadernos u otorgar subsidios de trasporte y alimentación; con eso ya creen que ganaron el año. Aunque eso es necesario, no es suficiente. Los ciudadanos y estudiantes tampoco protestan, nadie reclama. Parece que esa situación también hace más sumiso a un pueblo.

Los recursos naturales y los minerales, en particular, han sido para muchos países una maldición, mientras que otros se han desarrollado sin tenerlos – como Japón por ejemplo. Si bien esos recursos se pueden aprovechar de manera inteligente –como lo hicieron Noruega, Malasia y en menor medida Chile –, con gobiernos corruptos o capturados por intereses privados es preferible evitar su explotación. Hoy se nos quiere imponer la idea de que la única forma para que el país se desarrolle es explotando irresponsablemente sus recursos naturales. Es una idea falsa. Un cuento chino.

El embajador de China, a propósito, en una visita al Huila esta semana dejó claro que la compañía Hydrochina tiene interés en construir más hidroeléctricas en el departamento. Como diría el Procurador, ya empezaron nuevamente a untarnos la vaselina. Ya se dieron cuenta de que los colombianos sólo gritamos cuando ya todo está consumado. Contrario al falso discurso ambientalista del presidente Santos, característico de su sensibilidad mediática, la protección de los recursos naturales debe ser una preocupación real dado el cambio climático. La crisis del sector cafetero, al menos en parte, y las constantes sequías en el departamento han hecho evidente que las consecuencias negativas de este fenómeno no son ningún cuento chino.