Es necesario insistir: La Planta de Tratamiento de Aguas
Residuales (PTAR) para Neiva podría ser otro ‘elefante blanco’ si los
funcionarios de la actual Administración siguen empecinados en construir la
alternativa que más incrementaría la factura del agua para los neivanos.
El lunes pasado se llevó a cabo una reunión de “socialización”
del proyecto en la Gobernación del Huila (sí, una reunión en pleno lunes festivo
a las cinco de la tarde), auspiciada por Ariel Rincón, presidente ejecutivo de
la Cámara de Comercio de Neiva. A dicho evento no dejaron ingresar a miembros
del Comité de Veedurías que hacen parte de la Mesa Técnica y a otras personas con el argumento de que
era una reunión de carácter técnico y gremial, según nos informó el señor
Rincón.
La reunión era prácticamente para informar que ya compraron el
lote al lado del Puente Santander para construir la planta. El señor Rincón manifestó
que se deben dejar a un lado los cuestionamientos técnicos para sacar adelante este
proyecto que va a mejorar la competitividad de la capital huilense. A pesar de
que el asunto es eminentemente técnico, ese es el argumento que han utilizado en
repetidas ocasiones para desestimar y evitar analizar en detalle los diversos
cuestionamientos que han planteado los expertos de la Mesa Técnica.
Los resultados de todo estudio técnico son sujetos a error y
debate debido a los supuestos, estimaciones, metodologías o modelos que se utilizan.
Por eso es trascendental someterlos a una discusión amplia con las personas que
tengan la experticia necesaria; más aún cuando los costos de operación y
mantenimiento de una PTAR deben ser sufragados por los usuarios del servicio de
agua a través de la factura mensual. Un tipo de planta podría significar un incremento
de $50 mil en el recibo del agua mientras otro significaría menos de $5 mil. El
proceso debe ser transparente y participativo ya que es una inversión muy
grande y con un impacto significativo en el largo plazo.
La opción defendida por el Consorcio Neiva 2009, contratista a
cargo de los estudios y diseños, es la más costosa de construir (esto lo
beneficia porque entre más cueste, más dinero gana ya que obtiene el 5% del
valor del proyecto). ¿Por qué la Administración acepta a la ligera los resultados
supuestamente técnicos de los estudios si todavía no hay ni siquiera ingeniería
de detalle ni diseños que sustenten las estimaciones y comparaciones entre las
alternativas consideradas? ¿Por qué ante los constantes incumplimientos de los
términos del contrato no lo ha liquidado? Además, ¿por qué la interventoría es
hecha por las mismas Empresas Públicas de Neiva si no tiene la capacidad
técnica mínima para realizarla?
Los áulicos o chupamedias de turno salen a defender el proyecto
diciendo simplemente que es necesario construir la PTAR (como si eso estuviera
en duda) o que las propuestas de los ‘dinosaurios’ miembros de la Mesa Técnica
están mandadas a recoger.
Pues resulta que los argumentos de estos expertos son
respaldados por autoridades internacionales y nacionales en la materia. Por
ejemplo, un estudio técnico reciente del Instituto de Ingeniería Ambiental de
la Universidad de Innsbruck en Austria dice que “a diferencia de Europa, donde
las plantas de Lodos Activados [el tipo de planta propuesta por la
administración] son la primera opción, las condiciones específicas de
Latinoamérica promueven soluciones técnicas alternativas” debido a que las
temperaturas en el trópico son altas, hay tierras disponibles y hay poco equipo
mecánico especializado para tratamiento de aguas residuales producido
localmente. De ahí que, según el estudio, se tenga una preferencia por
tecnologías simples, de bajo costo y con bajo consumo de energía en la
operación. Tal es el caso de las Lagunas de Oxidación o Facultativas, la
alternativa que la Mesa Técnica ha solicitado que se estudie con mayor
profundidad.
Patricia Torres, ingeniera sanitaria con doctorado en ingeniería
civil y profesora titular de la Universidad del Valle, también avala lo
anterior y muestra que los Lodos Activados
no solamente cuestan en promedio tres veces más que las Lagunas de Oxidación
sino que sus costos de operación y mantenimiento pueden ser 15 veces más altos.
Lo que se quiere es que, como en toda inversión, se evalúen bien
las posibles alternativas y sus implicaciones. Ya tenemos el precedente del
aumento en las tarifas de aseo debido a un contrato que se otorgó a veinte años
sobre el cual persisten todavía muchos cuestionamientos. En este caso también
algo huele mal y no son las aguas residuales. Tarifas altas de servicios
públicos es lo que realmente afecta la competitividad y, sobre todo, el
bienestar de los neivanos. Por eso no podemos resignarnos ni permitir que unos
cuantos sigan realizando desvergonzadamente este tipo de actuaciones.
¡Hagámonos respetar!
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