Esta
semana fue publicada en los medios una grabación en la que el Director de la
DIAN, Juan Ricardo Ortega, admite que no hay estudios técnicos que soporten la
eliminación de los parafiscales, una de las principales fuentes de financiación
del SENA. Los mismos estudiantes de esta institución promotora de la educación
técnica lo grabaron haciendo está confesión y así quedó abierta una pregunta:
¿Será que al Gobierno no le importa que en el largo plazo desaparezca está
institución?
Desde
hace ya algún tiempo, he tenido la impresión de que en Colombia se desprecia la
educación técnica y que en algunos círculos del poder se ve al SENA con cierto
desdén. Algunos empresarios sólo ven a esta institución y en el pago de
parafiscales un costo extra para la nómina y por lo tanto una disminución en su
capacidad de competir. Ciertos políticos regionales lo ven como una tuerca más
para su maquinaria clientelista. Algunos funcionarios públicos -y que muchas veces han estudiado en
reconocidas universidades - ven a los programas de capacitación que ofrece la
entidad como “cursos de dudosa calidad para los pobres”.
El SENA
es de suma importancia para el desarrollo del país principalmente por dos
razones. Primero, para muchas personas de escasos recursos, la institución representa
una de las pocas oportunidades –sino la única – para poder salir adelante. En
un país tan desigual como Colombia, en donde la movilidad social es muy baja,
esta entidad es fundamental para promover la equidad y la inclusión social.
Segundo, la educación vocacional y técnica es prioritaria para el crecimiento
económico del país. Para profundizar la industrialización y tecnificar el
sector agrícola se requiere cada vez más de técnicos y tecnólogos, los cuales
juegan un papel muy importante en el desarrollo de un país.
Así lo
entendió desde hace años Alemania, posiblemente el país con mayor
reconocimiento en esta materia. El “modelo dual” alemán permite que los
estudiantes estudien un oficio o una técnica mientras trabajan. Estas personas
no son vistas como de segunda categoría y son bien remuneradas. Fue en gran parte gracias a este modelo que
Alemania logró el nivel de desarrollo que tiene y que logró capotear
relativamente bien la crisis financiera global. Otros países están tratando de
replicar esa experiencia como Brasil que tiene como política de Estado
robustecer al SENAI, su institución equivalente y donde estudió el expresidente
Lula.
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