martes, 31 de diciembre de 2013

Un buen regalo

Se aproxima la navidad y muchos padres de familia están todavía decidiendo qué regalar a sus hijos. La decisión a veces no es fácil porque las opciones son innumerables al igual que los gustos de los niños. De manera sencilla quisiera recomendar una clase de regalo que no pasa de moda y es muy provechoso: un libro.

Un buen libro puede ser la puerta de entrada a un apasionante relato, a la profundidad y complejidad de la psicología humana, a increíbles hechos históricos o a avances científicos que vislumbran la genialidad del ser humano. Para leer, como dice William Ospina, lo primero que se requiere es la necesidad de escapar hacia otros mundos, la necesidad de soñar despiertos.

En Colombia desafortunadamente no hay una tradición de lectura, tal como lo indican constantemente las encuestas y como se puede constatar en la calle. En otros países es común ver a las personas leyendo apenas se suben al sistema de transporte, en la mesa de una cafetería, en los parques al lado del rio o en una banca al lado de un lago. Ese tipo de escenas acá son exóticas.

La lectura desarrolla las capacidades intelectuales del ser humano, permite adquirir conocimiento y capacidad de síntesis para renovarlo. Más aún, la lectura puede llegar a ser un placer; ya que alimenta la imaginación y nos otorga la posibilidad de vivir casi en carne propia las historias narradas por el autor. Según Jonathan Gottschall en “El animal cuentero: Cómo las historias nos hacen humanos” (The storytelling animal), somos una especie adicta a las historias. Aún cuando el cuerpo va a dormir, la mente permanece despierta toda la noche contándose historias a sí misma.

Lastimosamente en los hogares y en los colegios no se le da la importancia que se debe. El creciente uso de internet – con su tendencia a dispersar la concentración y a darle prioridad al video – hace que en ese ambiente cada vez menos niños desarrollen el hábito de la lectura. Este requiere de algunas condiciones mínimas como disciplina, silencio, curiosidad y, sobre todo, de tener un libro!

Los juguetes son necesarios para que los niños disfruten de su niñez y desarrollen sus facultades plenamente; pero regalar un libro puede tener consecuencias mucho más positivas en un niño. En efecto, un niño que adquiere el gusto por la lectura desde pequeño tiene mayor probabilidad de expandir sus destrezas mentales, tener un mejor desempeño escolar y ser un mejor ser humano. Regale un libro a un niño y se lo agradecerá de por vida.


A todos los lectores les deseo una feliz navidad y un año lleno de nuevas experiencias.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Conquistando prostitutas

Hace algunos días Antanas Mockus dijo que no le interesaba llegar al Congreso si no era capaz de hacer una campaña austera en la que no le pagara a nadie. Según Mockus, eso es un “reto ni el verraco” (pero no imposible,como él y otros políticos honestos lo han demostrado), similar al de aquellos románticos que piensan que pueden conquistar a una prostituta y no pagarle.

En un sistema político clientelista como el colombiano que alimenta la corrupción, el tema de la financiación de las campañas es de mucha importancia. El político tradicional no reconoce a los votantes como ciudadanos con derechos sino como pordioseros que piden favores o regalosparticulares a cambio de su voto. Para complacerlos el politiquero necesita invertir grandes sumas de dinero y apropiarse de la burocracia para repartirla entre los que lo apoyan.

Ese dinero, como en toda inversión, espera recuperarlo robándose los recursos públicos y asignando los contratos a aquellos que financiaron su campaña o que están dispuestos a pagar un soborno. Así los puestos públicos y las obras quedan en manos de personas sin la competencia necesaria para ejecutarlas. En otras palabras, cuando los electores se prostituyen, a los recursos públicos se los comen.

La campaña al Congreso acaba de comenzar y muchos candidatos ya han gastado mucho dinero. Mediante la resolución 0228 de 2013 el Consejo Nacional Electoral (CNE) fijó el tope económico para campañas a la Cámara, por ejemplo, en aproximadamente 440 millones por candidato. ¿Respetarán las leyes los aspirantes a acceder al máximo órgano que las hace?

A pesar de la claridad de las normas referentes a la financiación de campañas, muchos candidatos clientelistas las burlan descaradamente y sin preocupación debido a la relativa inoperancia del CNE. Por eso le corresponde a la sociedad civil ejercer control y sancionar socialmente y con su voto a aquellos candidatos que con su proceder demuestran lo que verdaderamente son.

Un candidato que gasta montos alarmantes en banquetes, rifas, regalos navideños, publicidad y fiestas debe generar sospecha, sobre todo si antes de las elecciones no revela claramente quiénes financian su campaña y cuánto se está gastando. En aras de la transparencia, debería informar cualquier tipo de donación, sea en efectivo o en especie – por ejemplo, gastos de desplazamiento, eventos organizados por “terceros” y regalos “caritativos”. Un discurso anti-corrupción sin esta coherencia quedaría en simple romanticismo barato que no conquista a nadie.

Adenda: Ojalá el Procurador Ordóñez no vaya a pensar que Mockus está promoviendo la prostitución y lo inhabilite para ejercer cargos públicos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Rajados en educación: ¿Culpa de quién?

Los pésimos resultados de Colombia en la prueba internacional de conocimiento PISA 2012 volvieron a generar polémica en el país. Diversos analistas se dedicaron durante la semana a buscar los posibles culpables. Aunque algunos acusan al gobierno de no tener una política educativa seria o a los mismos estudiantes por su desinterés, una gran mayoría culpa a los profesores por su falta de preparación.

Eso se debe a que parten del enfoque dominante con que actualmente se aborda la educación, el cual se basa en dos supuestos importantes. Primero, asume que el éxito profesional de una persona depende de habilidades cognitivas que se pueden estimar a través de exámenes estandarizados de conocimiento. Segundo, supone que el ingrediente clave para obtener resultados óptimos en esos exámenes es contar con buenos profesores.

Paul Tough en su reciente libro “Cómo triunfan los niños” revisa algunos estudios recientes de carácter multidisciplinario – como los realizados por el nobel James Heckman – que contradicen o, al menos, ponen en duda aquel enfoque. En cuanto al primer supuesto, Tough señala que el éxito profesional depende sobre todo del desarrollo de habilidades no cognitivas – que algunos llaman carácter – tales como la perseverancia, la curiosidad, la resistencia al fracaso, el optimismo y el autocontrol.

En cuanto a lo segundo, Tough afirma que la evidencia empírica reciente no soporta la hipótesis de que solamente con buenos profesores se pueden superar  los obstáculos que representan las condiciones socio-económicas de los estudiantes pobres. Por ejemplo, la incertidumbre y el estrés generados por las dificultades económicas pueden afectar seriamente sus habilidades cognitivas, emocionales y sociales.

Por otra parte, la sociedad colombiana se debe plantear primero cuál es la finalidad de la educación: ¿Proveer simplemente mano de obra calificada para el sistema productivo? o ¿permitir el desarrollo integral del ser humano para que sea feliz?. De la respuesta a ese interrogante dependerá si el sistema educativo se basa primordialmente en un enfoque competitivo o en uno orientado a la solidaridad y a promover un espíritu crítico, por ejemplo.


Como dice William Ospina, hay por lo menos un costado de la educación cuyo énfasis debería ser la convivencia y la solidaridad antes que la rivalidad y la competencia. Ciertamente, aunque la ciudad de Shanghai en China ocupó el primer puesto en las pruebas, la exagerada lógica competitiva ha incrementado el soborno y hecho a los estudiantes menos felices y menos saludables. Por el contrario, en Finlandia – que ocupó el puesto doce – los estudiantes asisten al colegio menos tiempo sin sacrificar su niñez o sufrir ansiedad por tratar de satisfacer a padres obsesionados con la competencia. El debate sigue abierto y como no hay fórmula mágica tampoco admite conclusiones simplistas o ligeras.