lunes, 23 de julio de 2012

Los desafíos después de Rio+20 (II)

A pesar de que muchos analistas han considerado la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Rio+20) como un fracaso, otros la han visto como un propulsor y un “punto de partida” para el cambio desde abajo, como lo comenté en la columna pasada. En ese proceso los gobiernos locales pueden y deben jugar un papel importante a la hora de enfrentar los retos que impone el cambio climático y aprovechar las oportunidades que representa la esperada transición hacia un modelo de “economía verde”.

En el departamento del Huila las políticas públicas también deben adaptarse para incorporar medidas de protección de los ecosistemas y la biodiversidad. Estas se deben enfocar principalmente en los sectores agropecuario, turístico y minero-energético, los cuales generan la mayor parte de los ingresos de la región.
 
En el caso particular del sector agrícola es necesario seguir introduciendo y fortaleciendo las prácticas y los procesos alineados con la agricultura ambiental y socialmente sostenible, como son las certificaciones para productos orgánicos. En el sector caficultor, específicamente, el Huila ha alcanzado logros importantes como la denominación de origen, sellos de comercio justo –como los de San Roque y San Isidro – y certificaciones de sostenibilidad –como UTZ y Rainforest Alliance. Este tipo de sellos son significativos porque diferencian el producto y aumentan su valor. Además porque se espera que la demanda de productos orgánicos continúe aumentando, hasta el punto de que la agricultura orgánica o ecológica ha sido descrita como la oportunidad comercial del futuro.

 El gobierno departamental y los gobiernos municipales deben también apoyar con asistencia técnica y acceso al crédito el desarrollo de las otras cadenas productivas del sector agrícola – actualmente se implementan las cadenas de frutas, piscicultura, cárnica-láctea, tabaco-cacao, agroenergéticos con énfasis en caña-panela, y agrominera – para que sus productos cuenten con la calidad requerida para satisfacer aquella nueva demanda. De igual manera, deben continuar consolidando los procesos de inclusión de las asociaciones base y de las organizaciones que las agrupan con el fin de eliminar niveles de intermediación y aumentar de esa forma la ganancia de los pequeños productores.

Sin embargo, es urgente al mismo tiempo tratar de diversificar la oferta agrícola y productiva del departamento. Según la Secretaría de Agricultura y Minería del Huila, el café participa del 82.8% del total de jornales requeridos para la producción agrícola del departamento. Esto supone un riesgo considerable ya que la caída de la producción y del precio del café, la creciente competencia de países asiáticos, la tendencia revaluacionista del peso frente al dólar y los efectos del cambio climático, han afectado gravemente al sector caficultor y por tanto los indicadores sociales del departamento. Como fue resaltado en Rio+20, la sostenibilidad ambiental está estrechamente relacionada con la sostenibilidad social y por eso también la protección del pequeño productor debe ser una política prioritaria.

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