La mayoría de evaluaciones de Familias en
Acción han encontrado que, aunque el programa ha aumentado el número de
estudiantes matriculados y los niveles de asistencia escolar, no ha logrado
mejorar el desempeño académico de los estudiantes beneficiarios. Esto es una
gran falencia dado que su objetivo final es
aumentar el capital humano de las personas de escasos recursos para que
puedan romper el ciclo de pobreza.
La falta de aspiraciones entre los más
necesitados puede crear ‘trampas de pobreza’ que les dificulta superar su
situación. Esa falta de esperanza en el futuro, por su parte, afecta la
motivación de los estudiantes pobres en la secundaria, los cuales terminan
poniendo menos esfuerzo en sus estudios. Para romper con ese ciclo es
importante, entonces, crear incentivos apropiados. Muchas veces el problema no
es tanto de falta de recursos o, por lo menos, con los recursos existentes pero
con un mejor diseño de las políticas sociales se podrían obtener mejores
resultados.
Si bien es necesario mejorar la calidad
de la educación en general, en el caso específico de Familias en Acción el
programa se podría complementar con otras intervenciones que incentiven a los estudiantes
beneficiarios a tener un mejor desempeño académico. El subsidio escolar se
podría condicionar al rendimiento académico del estudiante (por ejemplo, a no
perder logros) y no sólo a la asistencia escolar como ocurre hoy. Parte de este
subsidio se podría depositar directamente a una cuenta restringida a nombre del
estudiante al comienzo de cada bimestre. Si el estudiante pierde ‘logros
académicos’ al final se le debita la cantidad respectiva a ese bimestre. Esto
hace más eficiente el incentivo al tener un horizonte de corto plazo y
aprovechar el ‘efecto dotación’ según el cual las personas tendemos a darle un
mayor valor a nuestras cosas propias y que, de acuerdo a un estudio reciente,
se puede aprovechar en el campo de la educación. Al terminar la secundaria, los
estudiantes que se matriculen en una institución de educación superior podrán
utilizar los fondos de esa cuenta restringida.
El incentivo anterior se podría
complementar otorgando una beca para estudios superiores a los beneficiarios
con los mejores puntajes en las Pruebas Saber 11 en cada municipio. Las becas se deberían otorgar en actos
públicos en donde se reconozca no
solamente el esfuerzo de los estudiantes sino también la contribución de los
respectivos profesores y padres de familia. Es crucial involucrar a estos
últimos porque sus aspiraciones influyen en las aspiraciones de los
estudiantes. Por último, se podría explorar la posibilidad de realizar
‘contratos metafóricos’ entre los padres de familia y los gestores del programa
en donde aquellos se comprometan, por ejemplo, a leer frecuentemente a sus
hijos pequeños o a generar el ambiente propicio en sus casas para que ellos
estudien.
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