Casi 200 años de vida republicana y todavía seguimos en la Patria Boba en donde las mismas élites mezquinas de arriba continúan fanatizando y manipulando con prejuicios al pueblo empobrecido de abajo.
Nos seguimos matando y odiando debido a una casta que no ha sido capaz de dignificar e incluir a la mayor parte del pueblo en el relato nacional.
Unas roscas que se han adueñado de millones de hectáreas de tierra, han capturado el Estado con su hambre insaciable o han feriado nuestros recursos naturales y nos ponen a discutir frenéticamente sobre sus pequeñeces que surgen del choques de sus egos.
Espero el día que volvamos a tener líderes que con magnanimidad y grandeza vuelvan a soñar con una Colombia que brinde oportunidades dignas a todos sus habitantes; que en vez de impulsar el odio y la violencia, promuevan la unión de ideales e inciten a la construcción de un país pluralista, que valora la diferencia y la riqueza cultural que tenemos; que en vez de creerse iluminados y de jactarse en el apoyo ciego de las masas, impulsen el sentido crítico, el liderazgo colectivo, la educación emancipadora y el espíritu solidario para llegar a ser una nación que ayude a solucionar los grandes retos que enfrenta la humanidad y el planeta.
Necesitamos líderes que con perseverancia y generosidad nos ayuden ahora a independizarnos de las estratificaciones, dogmas, prejuicios, odios, complejos, hipocresías e injusticias que han permanecido durante todas estas décadas después de que aquel guerrillero venezolano logró la independencia de nuestras repúblicas.
¡Despierta Colombia! ¡despierta!
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