Últimamente se ha venido
hablando de cómo los partidos pequeños podrían desaparecer en las próximas
elecciones legislativas si no obtienen el número de votos necesarios para
superar el nuevo umbral del tres por ciento. Uno de los partidos afectados es
el Partido Verde. Como lo informó La Silla Vacía, los verdes están
viendo varias alternativas para enfrentar ese reto. Una de ellas es buscar un
acercamiento con Antanas Mockus y Sergio Fajardo, líderes naturales que se
distanciaron del partido.
El Partido Verde y, en
particular, la Ola Verde representaron en su momento el sentimiento de
cansancio y rechazo de gran parte de la sociedad colombiana – sobre todo de los
jóvenes – hacia la politiquería, el clientelismo y la corrupción.
Desafortunadamente el oportunismo político y la falta de coherencia de algunos
de los líderes del partido no permitieron que este proyecto esperanzador se
consolidara. Hoy el partido debe
aprovechar la coyuntura para encontrar su esencia de nuevo y ofrecer una verdadera alternativa política.
Lo primero que debe hacer es
transformar el modelo mental de sus miembros con respecto a la forma de hacer
política. Debe rechazar decididamente la política tradicional basada en las
clientelas, los padrinos políticos, el tamal y el ofrecimiento oscuro de
puestos y contratos. Mientras no reconozcan que es posible dignificar la política
y estén dispuestos a jugar en otros términos,
seguirán ofreciendo un partido más del montón. Los líderes políticos
deben dejar su mentalidad parroquial y convencerse de que es posible cambiar la
política. Sergio Fajardo, por ejemplo, ha demostrado claramente que se puede
administrar la cosa pública de manera honesta, transparente y eficiente.
Colombia necesita partidos
modernos. Ya no estamos en los sesenta: la clase media en Colombia ha crecido y
empieza a reconocer sus derechos, a demandar eficiencia y resultados. Un
partido moderno debe estar conectado permanentemente con las bases – no
solamente en épocas de elecciones. Por ejemplo, los verdes podrían ver cómo el
Presidente Obama está aprovechando los
resultados de su campaña para fortalecer Organizando para la Acción (OFA, en
inglés), un movimiento de base que busca movilizar el apoyo de la sociedad a su
agenda política. Un partido moderno también debe servir como un ‘laboratorio de
ideas’ en el que sus miembros se retroalimentan sobre buenas prácticas en la
administración y sobre el diseño y evaluación de políticas públicas. De igual
forma, el partido debe asumir con seriedad la causa ambiental que le daría
legitimidad y consistencia.
Por último, su institucionalidad
se debe fortalecer para evitar el efecto negativo de los personalismos, dar
representación a las regiones y tener en cuenta las bases. Los candidatos
escogidos por su reputación y preparación profesional deben recibir una formación
profunda en los principios y la visión del partido, en vez de limitarlos a
cursos de marketing político. En fin, los verdes deben tener claro que para
volver a treparse en la ola deben ser consecuentes con los principios del
partido.
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