viernes, 10 de agosto de 2018

¿Qué le pasa a la USCO?


Hace casi cuatro años escribí el artículo “¿Buitres rondando la Universidad Surcolombiana?” (ver aquí) en donde advertía sobre la posibilidad de que políticos inescrupulosos estuvieran intentando influir en la elección de rector para poder capturar la Universidad como un botín burocrático.

Recuerdo que en ese momento, sin haber mencionado nombres, varias personas que apoyaban la candidatura de Pedro Reyes – el candidato que resultó elegido – me empezaron atacar por las redes. Coincidencialmente muchas esas personas o sus amigos terminaron trabajando en la USCO.

Fuente: Wikipedia

Pongámoslo claro: apoyar a alguien y después ser contratado no es ningún delito o falta ética por sí sola. El problema es cuando el  criterio primordial de selección es el haber ayudado en una campaña, sin importar el mérito, las capacidades profesionales y la integridad ética; cuando lo único que importa es pagar favores y construir una “maquinaria” de puestos a cambio de apoyo político. Eso es clientelismo el cual es la base de la corrupción y lo que le niega a todos los ciudadanos el acceso en igualdad de condiciones a los cargos públicos (¡públicos!). La universidad pública de los huilenses no se puede manejar como una finca privada.

Por ejemplo, ¿por qué Pedro Reyes nombró como Jefe de Control Interno a Johan Steed Ortíz, excandidato al concejo de Neiva? Ortiz había renunciado al cargo de secretario general a raíz del escándalo de una grabación supuestamente con su voz en donde dice que logró recaudar de contratistas de la ESE Carmen Emilia Ospina “como 1500” millones de pesos a David Cangrejo los cuales “contaba billete por billete” (ver aquí). Si bien la grabación en términos penales no sirve como prueba debido a que fue editada y hecha sin autorización, Ortíz “no negó ni confirmó la autenticidad de la grabación” (ver aquí) y es ahora un “testigo estrella contra Cangrejo” (ver aquí).

De la misma forma, Pedro Reyes conformó un nuevo Grupo de Proyectos Especiales Institucionales en el que quiso centralizar todos los proyectos importantes de la Universidad. Allí nombró a su amigo Antonio Medina como director, el mismo que tuvo que renunciar por estar orientando proyectos de la Universidad hacia su propia empresa (ver aquí) pero, sobre todo, el mismo que lideró el proceso de selección de personera, el cual está siendo hoy investigado por la Fiscalía y la Procuraduría General de la Nación, junto con el caso de elección del contralor José Hildebrand Perdomo Fernández quien, a propósito, en ese momento era el Jefe de la Oficina Jurídica de la USCO cuando Oscar Urueña, su amigo personal y concejal en ese momento, lo animó a presentarse al cargo.

Aquel artículo sobre los buitres lo escribí después de una conversación con Oscar Urueña quien no me conocía porque yo había llegado recientemente de estudiar en el exterior y quien me invitó a un café y me contó que no había empezado su campaña a la Asamblea porque iba apoyar a Pedro Reyes. Me habló efusivamente de que la USCO representaba el cuarto presupuesto del Huila y del número de contratos que tendría. Cuando le pregunté qué proyectos tenía su candidato, el único que me logró mencionar fue el de la creación de una oficina de egresados. Después comprendí por qué se regocijaba tanto por eso.

Tiempo después hizo alianza con Julián Salas, muy allegado a los Géchem, para llegar al Consejo Superior de la USCO en el que también lograron posicionar otra “ficha”. Curiosamente las campañas que hacen en la Universidad parecen campañas proselitistas a cargos de elección regional debido a los grandes recursos que invierten, el despliegue de publicidad, el pago de transporte y la movilización que organizan.

A Salas, quien ahora vuelve aspirar, lo han criticado por presuntamente utilizar la base de datos de los egresados de la Universidad. También porque ayudó a que un amigo suyo quedara de decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, ganándole a un profesor que sí tiene doctorado (de aquellos que sí son doctorados: de cuatro años y en la Sorbona), con una producción significativa a nivel de investigación y habilidad gerencial demostrada en la misma USCO.

No juzgo a las personas que de buena fe y por necesidad se ven empujadas a tratar de asegurar un puesto o contrato, debido al preocupante nivel de desempleo en el Huila. Pero sé que muchas veces les resulta indignante y humillante estar detrás de un político de profesión (o aspirante) tratando de asegurar un puesto a cambio de hacerles reuniones, cargarles la maleta y a veces darles parte de su salario o, incluso, hacerles favores sexuales.

Hace poco este grupo logró influir en la terna de candidatos a la rectoría de la USCO (ver aquí), 
cuyos miembros no destacan precisamente por sus credenciales académicas o su visión estratégica para proyectar a la USCO al nivel de la Universidad del Valle, la del Cauca o la UIS, por citar algunos ejemplos. Ahora bien, yo me pregunto: ¿Por qué tienen que andar los candidatos a la rectoría reuniéndose y buscando apoyo de políticos de profesión?

De pronto muchos en el Huila vean todo este tipo de comportamientos como algo normal, pero el hecho de que sea corriente o usual no quiere decir que sea lo normal. La Universidad Surcolombiana es una universidad pública, cuyo objetivo no es servir de maquinaria burocrática y presupuestal para las ambiciones políticas de aprendices del arte de la manzanilla y la marrulla. Todo ciudadano debería poder aspirar a un cargo público en igualdad de condiciones de acuerdo a su competencia y sin necesidad de una palanca. Que nos hayan acostumbrado al clientelismo, es otra cosa

A la Universidad deberían llegar los mejores funcionarios, los mejores profesores, los mejores decanos y los mejores rectores. La Universidad debería destacar, por ejemplo, por su impacto transformador en la región, por su innovación, el número de patentes registradas y la capacidad de pensamiento crítico de sus egresados.

La pobre dirigencia del Huila, la misma que vive y depende del clientelismo, nos ha acostumbrado a acomodarnos, a ser pasivos, a ser conformes. Pero, ¿cuándo vamos a cambiar eso? Esa mentalidad es la que impide que el Huila progrese y que haya suficientes oportunidades de empleo.

Rompamos de una vez con ese círculo vicioso. No caigamos en esa trampa, así nos prometan que no va a doler, que nos agarrarán pasito y que, a pesar de estar atrapados, podremos comernos un pedazo del queso.

Estudiantes, administrativos y egresados: ¡asuman su responsabilidad! No sean indiferentes o importaculistas. El Huila necesita de una universidad independiente, orientada a la academia y al impacto social, que destaque a nivel nacional. No sean conformistas. ¡Despierten surcolombianos, despierten!

Adenda: Imagino que, como ya es costumbre, dentro de poco saldrán publicaciones en páginas piratas tratando de enlodar mi nombre. Seguiremos adelante.